miércoles, 18 de junio de 2008

Ferry Pont L´Abbé





Este es el nombre del barco que cubre la ruta primigenia de Brittany Ferries, Roscoff - Plymouth; es decir aquella con la que nació en los albores del año 1972, como el medio que se procuró la “Cooperativa de Agricultores de Bretaña”, propietaria de la naviera, para hacer llegar sus productos al mercado Ingles sin tener que depender mediadores externos, los cuales encarecían notablemente el precio de sus hortalizas y verdura. Lejos han quedado ya esos tiempos y aunque la línea ha tenido sus “mas y sus menos”en su continuidad temporal, ha sido en el año 2006 cuando la naviera, la cual tiene su domicilio social en ese pequeño puerto del Finisterre Francés, ha apostado fuerte por esa ruta, encargando la construcción de un nuevo buque a los astilleros Aker en Finlandia que llevará el nombre de “Armorique”, segundo buque de esta compañía con el mismo nombre y que entrará en servicio en el último trimestre del 2008. Mientras el nuevo barco llega, desde esas fechas opera diariamente esa ruta el Pont L’Abeé, barco alquilado a DFDS.

El Pont L’Abbé es un barco que a mi personalmente me llamó mucho su atención cuando le conocí el otoño pasado, pues es estéticamente muy llamativo por su “desproporcionada chimenea” y del que tenía mis muy seria dudas por su antigüedad.

Pero, voy a ordenarme y primero largar el rollo de sus característica técnicas, pues estoy hablando de un barco; es decir una máquina y en el mundo de la maquinaria, primero son los parámetros objetivos (lo real) y después las impresiones subjetivas (opinión).

El barco fue construido en año 1978 por los astilleros daneses de Aalborg Vaerft con el número 210, por orden de DFDS Seaways. Desplaza 19321 toneladas y puede transportar 1372 pasajeros teniendo camas para 1250, aunque Brittany Ferries ha limitado su capacidad a 1120 pasajeros, los cuales son atendidos por una tripulación de 120 personas. En la configuración de su bodega para solo coches, puede albergar 420. Mide 152,90 metro de largo (eslora) por 26,26 de ancho (manga), calando a plena cargo 6,1 metros. Su velocidad de servicio es de 21 nudos proporcionados por una planta propulsora de la marca “Pielstick. Sus nombres anteriores han sido “Dana Anglia” y “Duke of Scandinavia”. La apelación actual; “Pont L’Abbé”, corresponde como es habitual en esta naviera a una pequeña localidad Bretona, siendo curioso la situación de la misma alejada de la costa.

Ya en el terreno de mis opiniones personales, estas comienzan por su aspecto externo, muy cuidado en el tema de la pintura, lo cual colabora a recelar un poco menos del aspecto del buque. Embarcamos por la rampa de popa en un espacioso y bien iluminado garaje, siendo esta primera impresión más tranquilizadora. La cabina, la normal para esta clase de buques y el tipo de acomodación elegido (mas económico), siendo destacables la utilización de revestimiento cerámico en las paredes y suelos del baño, así como la presencia de múltiples huecos en cabina en los que acomodar objetos, algo muy interesante en un barco, pues no es grato despertarse por la noche con todas tus pertenencias bailando por los balances (si los hubiera).

La distribución interna y la facilidad para moverse sin perderse en el barco es bastante buena, algo no muy habitual en barcos con 30 años sobre su quilla. El barco ha sido redecorado para esta etapa de su vida, destacando el juego armonioso de colores vivos en escaleras y moquetas, colores que aportan un toque de juventud al buque. La recepción se sitúa en la cubierta 5, mientras que en la 6ª están ubicados todos los servicios comunes de esparcimiento; dígase restaurantes, bares, pubs, tiendas, etc…

Como la travesía que en él efectuamos fue corta y nocturna (9 horas), con salida a las 22.30 horas, no pude comprobar sus servicios de restauración, pues ya habíamos cenado para el embarque, mientras que el desayuno lo realizamos con sándwiches y fruta previamente adquiridos antes del mismo.

La navegación fue relativamente plácida, moviéndose el barco lo que tiene que moverse en una travesía invernal con mal tiempo por aquellas aguas, sin que en ningún momento molestasen los balances, tanto en amplitud como en violencia.

En resumen, un buen barco, con un estado de conservación y limpieza impropio de un ferry de su avanzada edad.

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