Diferentes posibilidades de viaje a las Islas Orcadas "Orkney Island" con tu propio coche, embarcando en la costa norte de Escocia en un ferry
Los barcos y los viajes son mis pasiones favoritas, solamente superadas por el buen rollo que me da mi compañera, cómplice y esposa Margaret.
Cualquiera que empiece a leer este escrito, se planteará, por no decir otra cosa, el estado psicológico del “zafio” que comienza una andadura literaria de esta forma tan poco prosaica y atrayente para el lector descarriado. Sin embargo, mi única neurona cerebral activa no está en demasiado mal estado y lo que a buenas y primeras parece un comienzo de un niño de primaria, no lo es, porque tiene bastante lógica y eso lo que voy a intentar demostrar escribiendo.
Aunque el objeto de este texto sea “el viaje en barco”, creo fundamental para el mínimo entendimiento de mi propósito situar las Islas Orcadas en el mapa. Son un archipiélago formado por unas 70 islas, 10 de ellas habitadas que están al noreste de la Escocia continental, distando la más próxima a esas costas unas 6 millas náuticas; aproximadamente, unos 10 km. No está dentro de mis planes describir sus “maravillas”, por lo cual, tirando de la fuente de información inagotable que nos proporciona la red, invito al lector a conocerlas de forma virtual, visitando su página de turismo oficial, página escrita en diversos idiomas. Desgraciadamente, el castellano no se encuentra entre ellos, pero se puede utilizar la versión castellana del portal escocés de turismo . No es “prodigiosa” la cantidad de información referente a estas islas que en ella aparece, pero puede sembrar la semilla de la curiosidad, primer paso hacia su visita.
Mi idea de viajar hacia estas islas fue un cúmulo de circunstancias. Cuando uno no dispone de mucho dinero, hay que tirar de imaginación para conseguir aproximar lo máximo, los deseos de viaje con las posibilidades reales. No es fácil, pero con un poco de trabajo, tiempo y mucha imaginación, suelo lograrlo con una proporción de éxito bastante buena.
Ya resuelto el lugar de destino de viaje, empecé a definir las variantes viajeras posibles. Partía del hecho de utilizar como medio de transporte, mi coche, la opción del avión, a parte de muy complicada, quedaba descartada. A una isla, si no se va ni en avión, ni a nado, no queda otro remedio que utilizar el barco y si es con coche, obviamente en un ferry.
Aclarado el medio de viaje, ahora tocaba decidir entre las 3 compañías navieras que cubren rutas relativamente similares; es decir, desde Escocia a las islas. Una de ellas, John O'Groats quedaba descarta al ser únicamente de pasaje a pie. Otra de las compañías navieras, la subvencionada por el gobierno de Escocia, NorthLink , empresa que cubre la ruta Scrabster – Strommess, es cara, lenta y no cuadraban los horarios. La última de ellas, Pentland Ferries , es rápida, más económica, con buenas conexiones y encima navega entre Gill's Bay y Saint'Margaret's Hope. Y he escrito bien “encima”, porque cuando mi mujer, Margaret vio ese nombre, coincidente con el suyo, pues ya no había posibilidad de discutir. Decidida ya la compañía, ya sólo tocaba viajar.
El día del viaje en el “Pentalina”, un moderno catamarán recientemente construido en Cebú (Filipinas), nos dirigimos con suficiente antelación al lugar de embarque. El clima no era precisamente bonancible, pero Escocia tiene una meteorología realmente variable, pasando de un sol magnífico a lluvia o niebla en cuestión de minutos. La terminal, por definirla de una manera comprensible es un espigón, todavía en obras, aunque más bien parecía una de esas obras de duración semi-eterna en el tiempo. Como elemento principal del espigón de abrigo, habían utilizado el casco de un mercante, sobre el cual se estaba haciendo la obra de fábrica. Aunque es muy cutre, me pareció una utilización racional de los recursos realmente encomiable. Llegó el flamante catamarán y de una forma rauda procedieron al embarque. A pesar de las inclemencias climatologícas, emprendimos viaje al repar del puente de mando, lugar desde donde dominábamos tanto el gobierno del barco, como el paisaje.
La travesía, de una belleza natural impresionante, comienza dejando por la banda de estribor la isla de Stroma, habitada permanentemente por ganado y ocasionalmente por humanos, existiendo en su extremo septentrional un pequeño faro, otrora habitado por fareros. Estas aguas que atravesamos, son un verdadero filón para los amantes de avistamiento de aves, mamíferos marinos y fenómenos naturales tan extraordinarios como el remolino “Swerkie”, también conocido como “la bañera de los vikingos”. Un poco más adelante, también por estribor pasamos junto a Swona, isla situada en la entrada de la bahía de Scapaflow. A partir de ese punto, el barco cae a estribor buscando su proa una pequeña bahía situada en la isla de South Ronaldsay, en cuyo fondo se alza el pueblo de Saint Margaret's Hope. Simplemente, haciendo honor a su nombre.
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