jueves, 2 de octubre de 2008

FERRY OSCAR WILDE




A finales del año 2007, concretamente en los últimos días de ese año, la compañía naviera “Irish Ferries”, puso en servicio este barco para cubrir sus lineas entre Irlanda y Francia sustituyendo al muy mal cuidado “Normandy”. Pese a que en la publicidad de la empresa y gracias a la habilidad de sus publicistas, el barco aparece pintado su casco en blanco, color “habitual” en esta naviera, el barco mantiene un color azul original de sus antiguos propietarios en sus costados, algo que imagino “arreglen” en la próxima varada.

Antes de comentar un poco mis impresiones sobre la nave en cuestión, creo conveniente, peso a lo canso y aburrido que puede aparentar, aportar unos mínimos datos técnicos sobre el buque, pues es lógico presentar sus “datos objetivos” antes de ponerme a divagar en mis apreciaciones subjetivas.

El barco fue construido en Turku, Finlandia por los astilleros Wartisila, siendo su construcción número 1292 bajo el nombre de “Kronprins Harald”. Tiene una eslora total de 166,26 metros, una manga de 28,40 y calado de 6,7. Puede albergar 1458 pasajeros, trasportar 750 coches o 580 y 1160 metros lineales de carga en camiones (disposición actual), desplazando 31914 toneladas a una velocidad máxima de 21,5 nudos, gracias a los 20000 Kw que proporcionan sus motores, los cuales consumen aproximadamente 70 toneladas de fuel al día, pero por las “tintadas” que escupe arriba su chimenea puede que sean alguna más. Fue entregado 1987 a su primer propietario, la naviera Jahre Line, navegando bajo su contraseña hasta 1991, año en que la misma se fusionó con la división de ferries noruegos de Fred Olsen, dando lugar a la “Color Line”. Ha navegado desde su construcción hasta la fecha de traspaso a Irish Ferries, prácticamente en exclusiva en la ruta Oslo (Noruega) – Kiel (Alemania).

El barco es el típico mega-ferry de esas épocas; es decir un inmenso garaje diáfano de 3 plantas (se pueden convertir en 4 en disposición “solo coches), con 5 calles de aparcamiento por banda y 6 cubiertas por encima del mismo, cubiertas en las que se encuentran las zonas de habitabilidad, tanto de pasajeros como de la tripulación como los espacios de ocio y restauración. Por supuesto, el barco adolece de los refinamientos técnicos de hoy en día en la zona de garaje, pues a unas de las cubiertas destinadas a aparcamiento de coches, se accede por una única rampa, haciendo que el proceso de embarque-desembarque sea bastante lento, algo que en las nuevas construcciones se ha solventado mediante gigantescas rampas. El barco, estéticamente hablando es un inmenso cajón cuadrado, pero, se construyó para trabajar y no para alégranos la vista, algo que ha hecho y hace con eficiencia.

Ahora toca hablar de las cubiertas superiores al garaje. En la 5 está la recepción, con un inmenso hall algo desangelado y frío, camarotes hacia la proa y la tienda en la popa, tienda donde predominan los productos con el sello “Ginness”, la marca de cerveza irlandesa que curiosamente es prácticamente el símbolo de ese país, siendo por ende, el edificio de esta cervecera la atracción turística más visitada en Irlanda. La cubierta 6 es para cabinas (las hay de 2,3,4 y 5 estrellas), así como las 8 y 9.

La cubierta 7 es la destinada a la restauración. Tanto a proa como en popa hay dos grandes salones con su respectivas barras de bar y escenarios para espectáculos, nombrados como “The Merrion Lounge” y “The Gaiety Lounge” respectivamente. Uniéndolos, por la banda de estribor hay un amplio pasillo con mesas junto a sus amplios ventanales, corredor que da acceso a los otros espacios donde poder comer o tomar una copa. Empezando por la proa e inmediatamente posterior al salón allí ubicado, nos encontramos con “Cafe Lafayette”, un pequeño autoservicio donde poder tomar un tentempié. Antes de llegar a la zona de la escalera principal, entrada para un gran restaurante autoservicio denominado; “The Left Bank Brasserie”, nos encontramos con el típico espacio para niños. Ocupando un pequeño espacio posterior hay un coqueto espacio llamado ; “The Steakhouse”, donde degustar amplios platos de carne y como cosa curiosa, el único de los restaurantes donde se servia pescado de la forma que por aquí entendemos; es decir un magnifico trozo de salmón a la plancha con guarnición de verduras. Siguiendo hacia la popa aparece el restaurante a la carta de nombre; “The Berneval Waiter Service Restaurant”, lugar donde no se cena mal, pero tampoco es como para tirar cohetes. Lo siguiente son dos espacios para máquinas de juegos, uno para los video juegos y el otro para la consabidas tragaperras. Entre ambos, un pub de nombre “Oscar Piano Bar”, en que si había piano, pero no pianista. Como vínculo común a todos estos espacios, esta su nomenclatura, pues tal y como reza en los folletos del barco, esos nombres guardad relación con la vida de Oscar Wilde, la cual dicho sea de paso desconozco aunque algo de su obra he leído y aprovecho estas lineas para recomendar su lectura.

En la cubierta 10 se sitúan dos salas de cine y los espacios de butacas para los pasajeros sin acomodación en cabina, siendo resaltable la presencia de 8 pequeñas salas de butacas, algo que sin duda aporta un cierto grado de confort para los pasajeros de esas económicas clases. Sobre el techo de esta zona y ocupando un espacio en el centro de la eslora hay instalada una cubierta de verano, con su bar-barbacoa (cerrado en mis viajes). Toda la zona se encuentra protegida de los vientos mediante mamparas y tanto en ella como en la cubierta de paseo (número 8) abundan los bancos de madera donde relajarse durante la travesía.

La decoración es discreta, abundado en las zonas nobles y escalera principal las maderas de teka conjuntadas con los típicos apliques de latón dorado, algo muy propio de las construcciones navales de otras épocas. Los camarotes son los habituales prefabricados en todos los barcos, variando sus características en función del precio pagado, entregándose la tarjeta de acceso en el cheking con el coche.

El barco está en un estado de conservación excelente. No se perciben vibraciones ni ruidos estando tanto su exterior como interior en perfecto estado, algo atribuible a la conocida calidad del astillero en el cual nació como al esmerado cuidado otorgado por sus antiguos propietarios, así como a la calidad de la ruta en la que operó. En la actualidad, el oficial de seguridad durante mis travesías era una mujer, la cual vi revisar con su subalterno el barco, poniendo especial énfasis en la limpieza y siendo probablemente la responsable de los detalles florales existentes en el barco.

Resumiendo en pocas palabras todas las lineas anteriormente escritas y que pacientemente algún incauto ha tenido la paciencia de leer; un excelente barco con “las pegas” lógicas de su edad y forma de diseño, que permite hacer la travesía desde Francia a Irlanda y viceversa algo agradable, tranquilo y económico.

Gaztelupe

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