domingo, 22 de marzo de 2009

Las Sociedades Gastronómicas Donostiarras





Hablar de las Sociedades Gastronómicas Donostiarras comúnmente de denominadas “Sociedades”, es hablar de un fenómeno social característico de esta ciudad y emulado con mayor o menor fortuna en casi todos los pueblos en Euskal Herria y fuera de nuestro territorio. Son símbolo de identidad característico de nuestra ciudad, representando una forma particular de concebir la vida, donde las relaciones de amistad, confianza, respeto y tolerancia son las máxima que rigen su vida y funcionamiento cotidiano.

Cada Sociedad es diferente, con señas de identidad, reglas, formas, costumbres y personas que las forman distintas, lo cual les permite la coexistencia de varios tipos de ellas dentro de un ámbito común. El local social, es el eje de la actividad de la misma. En él, podemos encontrar normalmente dos elementos fundamentales; por un lado la cocina, dotada de todo tipo de implementos propios de la mejor cocina de un restaurante profesional y la sala o comedor. El comedor tiene diferentes mesas numeradas, las cuales han de ser ocupadas por lo menos por un socio, “responsable” ante la sociedad del correcto comportamiento de los comensales y de realizar el pago de la cuenta correspondiente, acompañado del número indeterminado de comensales, los cuales no tienen que ser miembros de la sociedad. Suele ser necesario la reserva de las mesas para evitar problemas de ocupación, aunque en días de diario ( de domingo a jueves mediodía), no suele ser necesario.

La actividad fundamental en la sociedad, es reunirse en torno a una mesa una serie de personas, que con la disculpa de una comida o cena, pasan un buen rato en compañía de sus cuadrillas de amigos, compañeros de trabajo o de otras personas. Las viandas, son elaboradas, bien en la cocina de la sociedad por un socio o grupo de ellos, habiendo realizado con anterioridad la compra de las materias primas que vayan a formar parte del menú, o bien, es traído de fuera de la sociedad (elaborado en casas particulares o comprado a un restaurante), aunque no suele ser la tónica habitual.

La bebida, hay que adquirirla en la propia Sociedad. Para ello para ello cada una de las Sociedades cuenta con una amplia bodega bebidas, tanto alcohólicas como sin alcohol ó bien pagar un canon o “descorche” por cada botella que se trae de fuera de la Sociedad. Cada una de las Sociedades, cuenta con un abanico de referencias de bodega amplio y a gusto de los socios, pudiéndose encontrar varias clases de vinos (cosecheros, crianzas, reservas grandes reservas), champagne y cavas, licores (normalmente en botellines tipo miniatura), diferentes tipos de cervezas y casi todas las bebidas refrescantes habituales.

Una vez terminada la comida, el socio responsable de la mesa procede a realizar “las cuentas”, pues hay que realizar dos.

- La primera va ser el importe a pagar a la Sociedad por las bebidas consumidas, los manteles utilizados, y otra serie de gastos generales comunes a todos los comensales por conceptos diversos, como utilización de cocina, etc, siendo la “tarifa” diferente para los socios de los “no socios”. El importe de esta cuenta como la nota de desglose, es depositado por el socio responsable en un buzón para su posterior contabilización por la directiva. Que el importe pagado se corresponda con lo realmente consumido es la obligación del socio que ha reservado la mesa, no existiendo una persona física, que por decirlo de alguna manera “controle” en el momento, la correspondencia de lo consumido con lo anotado, aunque por diversos motivos (exceso de etílico, por ejemplo), se produzcan errores. En esos casos, la directiva tras la comprobación de la nota, “llama al orden” al socio y se subsana el error. Si por el contrario, se aprecia “mala intención reiterada”, es posible el incoamiento de un procedimiento sancionador que puede acarrear la expulsión del socio.

- La segunda nota que se confecciona, es la suma de los importes pagados a la sociedad y de las materias primas para efectuar la comida. Si la comida es de la cuadrilla, se reparte el importe “a escote”, independientemente de lo que cada uno de ellos haya comido o bebido. Si la comida reúne a otro tipo de gente, cada uno establece los mecanismos de pago que les convengan.

Finalizada la comida o cena, se recoge la mesa y se colocan los platos y utensilios sucios en el fregadero para su posterior limpieza por personal contratado por la sociedad a los efectos de limpieza y mantenimiento. Así mismo, la sociedad ha de contar con la figura del bodeguero (contratado), encargado de la reposición de las botellas consumidas, llenado de cámaras y gestión de la bodega.

La “vida” de la Sociedad, genera unos importantes gastos, los cuales son sufragados principalmente por el incremento de valor que sufren las bebidas que se consumen, el cual no resulta oneroso, pues hemos de considerar que la compra de las mismas se realiza en ámbitos profesionales, donde los precios son bastante mas reducidos que los que podamos encontrar en el comercio minorista. Así mismo, hay unas cuotas anuales (muy variables en función de cada Sociedad) y un cuota de entrada fija (cada socio es propietario de una parte de la Sociedad; razón por la que decimos “que estamos en casa”).

Gaztelupe, mi sociedad y la que da nombre a mi pseudónimo es una de las más antiguas de la ciudad. Su fundación se remonta a 1.916 y somos, probablemente una de las Sociedades de referencia en el mundo Donostiarra, tanto por nuestras costumbres y tradiciones, las cuales poco han variado desde el momento de su fundación, como por nuestra privilegiada situación, en la calle 31 de Agosto, 19, en el pleno centro del casco viejo. Seguimos fieles a nuestros estatutos fundacionales, manteniendo nuestras unas reglas sociales características y muy definitorias de nuestra identidad.

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