Islay, la isla donde se producen los whiskys de malta con mayor carácter de Escocia y alma de los principales "blendeds" de ese país
El título en un escrito, es por decirlo así, una declaración de intenciones literarias a desarrollar a lo largo de los párrafos constitutivos del mismo. Es algo de una importancia casi suma, pues es, por norma general va a ser lo que nos atraiga y motive a la hora de iniciar la lectura texto. Por tanto, es algo bastante complicado y mucho más complejo de discurrir que el propiamente el texto en sí, algo que va tomando forma de una manera casi automática. Sin embargo, tras la visita a la isla de Islay, es pleno mi convencimiento que el whisky forma parte de la isla, como ella es el alma de sus whiskies y por tanto, ambos conceptos van indisolublemente unidos.
Sin embargo, en el caso de este texto, el título, no precisamente de mi cosecha, es quizás el aspecto más conocido de la isla de Islay, particular como todo territorio insular, pero donde el whisky de malta es, sin lugar a dudas, el atributo más manifiesto y que la ha hecho y hace conocida por todo el mundo, aunque, probablemente de una forma extraña. Me explico, somos muchos los que nos gusta el whisky, derivación semántica del termino gaélico “uisge beatha”, o “usquebaugh” que significa “water of life”, es decir “agua de vida”, pero no demasiados los forofos de este maravilloso digestivo, los que intentamos comprender su historia y su “química”, algo que nos lleva de forma inevitable a la isla de Islay, porque gran parte de este espirituoso fabricado en Escocia, tiene en su composición fracciones de las maltas elaboradas por las destilerías de esta isla. Son ocho las destilerías, algunas con unas producciones "brutales" (maltas bases para mezclas) y otras tremendamente exclusivas, tanto por su rareza como por sus sabores "tan particulares".
Pero esto es una bonita historia que no voy ahora a desarrollar, dejándolo para otra parte de este texto y por tanto, utilizando esta pequeña trampa para obligar al lector a continuar con la lectura de este escrito. ¡Tretas de escritor!, perdón; de aspirante a pretendiente a junta - letras; y eso ya es mucho pretender, pero bueno de desear.
Pero,voy a dejarme de historias y a comenzar como se debe en estos relatos. Es muy sencillo hablar de la isla de Islay. Pero ¿dónde la situamos?. De lo que hasta ahora he escrito, podemos colegir que está en Escocia. Ahora toca matizar un poco más. Las enciclopedias, la definen como la isla más austral de las Hébridas interiores. Desde luego se han lucido en la definición y no es precisamente que nos aporten la suficiente claridad para los pocos doctos en eso de la geografía. De una manera, por lo menos más comprensible para mi que no soy precisamente un dechado de sapiencia, Islay se encuentra al oeste de Escocia, más o menos a la altura de Glasgow (latitud), al norte del Mar de Irlanda. De la isla, que da nombre a ese mar, la que dista unas 20 millas náuticas al rumbo 180º o lo que es lo mismo, sur clavado partiendo desde su litoral meridional. Sus costas del oeste, están abiertas a las inclemencias del océano Atlántico, mientras que por su banda este, el angosto Sound of Islay, la separa de la isla de Jura. Por su norte, a unas 4 millas encontramos la pequeña isla de Colonsay.
Para llegar a la isla, a menos que seamos buenos nadadores o utilicemos uno de los pequeños aviones que operan en su reducido aeropuerto, con Glasgow como único destino, no nos queda otro remedio que ir navegando en alguno de los barcos - ferry de la naviera del gobierno escocés: Caledonia Mcbrayne. Desde Kennacraig, un pequeño puerto en la península de Kintyre, diariamente parte un barco de esa compañía, el cual alterna en sus diferentes horarios, los destinos de Port Ellen, en el sur de la isla y Port Askaig, éste, en el estrecho de Islay. Una vez a la semana, hay una conexión con Oban, puerto escocés puerta de las islas occidentales de este magnífico país. También hay un pequeño ferry con la Isla de Jura desde Port Askaig, único medio de comunicación de esta isla. En fin, hay que querer ir a la isla con verdaderas ganas para poder lograrlo, aunque, bien sea dicho, merece mucho la pena y probablemente, con sus ritmos vitales insulares, puede hacernos reflexionar acerca de nuestra forma de vida.
Su superficie es de unos 600 kilómetros cuadrados, lo cual la hace la quinta isla en extensión de las que forman el archipiélago de Gran Bretaña.
Su población son unos 3.000 habitantes. De estos, hay una parte, pero poca, que se dedican sus quehaceres diarios en la pesca, turismo y otros menesteres. Pero el grueso de su población vive para alegrarnos el paladar a los amigos del whisky, ya sea desde el agricultor que cultiva la cebada, el minero o extractor de turba con la que se tuesta la cebada malteada, para acabar con los maestros destiladores y personal de las bodegas. Toda una tradición alcohólica encomiable, donde el tiempo es un factor secundario a la hora de trabajar, porque lo bien hecho lleva su tiempo. Elaborar el whisky, no es solo una maravilloso trabajo, si no algo mucho más importante; una forma de vida
Su población son unos 3.000 habitantes. De estos, hay una parte, pero poca, que se dedican sus quehaceres diarios en la pesca, turismo y otros menesteres. Pero el grueso de su población vive para alegrarnos el paladar a los amigos del whisky, ya sea desde el agricultor que cultiva la cebada, el minero o extractor de turba con la que se tuesta la cebada malteada, para acabar con los maestros destiladores y personal de las bodegas. Toda una tradición alcohólica encomiable, donde el tiempo es un factor secundario a la hora de trabajar, porque lo bien hecho lleva su tiempo. Elaborar el whisky, no es solo una maravilloso trabajo, si no algo mucho más importante; una forma de vida
Hacer una descripción orográfica de la isla, es bastante complicado por lo accidentado e irregular de su perímetro (130 millas), pero voy a intentarlo aunque sea de una forma un poquito chapucera. Aproximadamente mide entre extremos algo así como 25 millas en latitud x 20 en longitud. (largo x ancho). Para no complicarme excesivamente la vida en este tipo de descripciones, voy a utilizar una trampa o argucia.
Lo primero que vamos a hacer es coger un mapa de la isla y utilizando la notación geográfica convencional, ponerlo de forma que el norte quede en la parte superior, el sur en la inferior, el oeste a la izquierda y el este a la derecha.
Hecho esto, comienzo con mi "truco". Divido la isla en tres columnas verticales; es decir rayas verticales de arriba hacia abajo. Como la anchura total de la isla es 20 millas, nos salen que cada tiene un valor 6,6 millas. Las denominaré como “oeste”, “centro” y “este” respectivamente y empezando desde el lado izquierdo. Ya se que esto no es muy ortodoxo, pero si uno escribe sobre geografía, es mucho mejor explicar en forma "pedestre", porque para el profano no es tan sencilla de entender.
Lo primero que vamos a hacer es coger un mapa de la isla y utilizando la notación geográfica convencional, ponerlo de forma que el norte quede en la parte superior, el sur en la inferior, el oeste a la izquierda y el este a la derecha.
Hecho esto, comienzo con mi "truco". Divido la isla en tres columnas verticales; es decir rayas verticales de arriba hacia abajo. Como la anchura total de la isla es 20 millas, nos salen que cada tiene un valor 6,6 millas. Las denominaré como “oeste”, “centro” y “este” respectivamente y empezando desde el lado izquierdo. Ya se que esto no es muy ortodoxo, pero si uno escribe sobre geografía, es mucho mejor explicar en forma "pedestre", porque para el profano no es tan sencilla de entender.
El “sector este” es una especie de planicie elevada, con montañas de la entidad del “Beinn Bahn” de 471 metros de altura, o el “Bunnahabain” con 326 metros. Hacia el “Sound of Islay” (la derecha), o lo que es lo mismo, el estrecho canal que separa la isla de Islay de la de Jura, estas elevaciones caen de forma más o menos abrupta sobre la mar, lo que da lugar a una costa escarpada, aunque salpicada de pequeñas calas de acceso complicado, como es “Port Askaig”. Sin embargo, hacia la izquierda, la isla va bajando suavemente en altura. El bosque y sotobosque alternando con las turberas es el paisaje predominante, siendo el principal núcleo habitado de esta zona “Port Ellen”, al sur del mismo. Ocupa una hermosa rada, donde se conjugan a la perfección el puerto más importante de la isla, con una hermosa playa de blancas arenas, pero supongo, de frías aguas. Hay una pequeña flota pesquera, muelle para el ferry, instalaciones de malteo de cebada, destilería y un conjunto de blancas casitas. En mi parecer, un entorno bastante bonito y sobre todo, muy tranquilo.Y ya como final a esta zona de la isla, curiosidad trágica; su extremo sur de la isla, una zona denominada: “Mull of Oa”, se levanta un monumento en memoria del pasaje y tripulación de los paquebotes “Tuscania” y “Otranto”, hundidos en sus inmediaciones durante la 1ª guerra mundial.
En el “sector central”, y comenzando por la parte baja del plano; es decir el sur, la mar ocupa más de ¾ partes del mismo, dando lugar a la bahía de “Loch Indaal”. Subiendo por el mapa por su ribera este, bordeamos una magnífica playa, en cuya orilla se encuentra el pequeño campo de vuelo de la isla. Un poco más hacia el norte, llegamos a la “capital” de la isla; "Bowmore", pueblo de pescadores y como no, de destiladores de whisky con el encanto que desprende esta "particular isla, Siguiendo imaginariamente hacia arriba en el mapa; lo que se dice con corrección: "rumbo norte", justo donde la bahía se cierra, en la zona denominada "Carraig Gorm", encontramos otra hermosa playa, en cuyos margenes se alza el caserío de Blackrock. Y, ya pasando ese imaginario istmo, en la costa norte, “Loch Gruinart”, un entrante de mar, arenoso en la bajamar de más de dos millas de profundidad en cuyo fondo, se encentra "Craigens" y en su punta norte "Ardnave Point".
Y, ya, por fin, el “sector oeste”. Seguimos bordeando el “Loch Indaal” bajando por la línea costera hacia el sur. Pronto llegamos a “Port Charlotte”, otro enclave pesquero y de fabricantes del agua de la vida que queda casi frente por frente a "Bowmore", pero claro, con la bahía de por medio. En el extremo sur, se asienta “Port Wemyss”, un pequeño y hermoso puerto pesquero con el encanto propio de esta isla. La costa oeste, aunque muy bella, está prácticamente despoblada, pues no en vano, está abierta a los duros embates del océano Atlántico, no siendo unos parajes muy proclives para los asentamientos humanos, pero si para los miles de aves que han encontrado en esa zona su habitad ideal. También, en el norte de esta zona, esta "Loch Gorm", un lago de agua dulce propiamente dicho porque en gaélico, "loch" significa "lago" y los anteriormente descritos con este título, son bahías marinas.
Si, ya va siendo hora que explique el asunto del famoso whisky de malta elaborado en Islay. Lo he dejado como los últimos párrafos de este texto, para que así, los poco amigos de estas bebidas espirituosas, puedan cortar con mi relato y obviarse la parte referente a ellas.
Para los que hayan considerado apropiado seguir leyendo mis diatribas, creo en verdad en la belleza de todo ese mundo relacionada con los whiskys "bien hechos". Podemos, con toda la tranquilidad, quedarnos con las magníficas sensaciones que produce su ingesta moderada, fin para el que ha sido cuidado y mimado durante muchos años, pero intentar comprender la filosofía vital de esas personas relacionadas en el meticuloso, pausado y muy lento proceso de "gestación" de este licor, no deja en ningún momento de sorprenderme. Cada vez que tomo un pequeño trago de whisky de esa isla, siento dentro de mi la fuerza de Islay, porque cada gota de esos destilados, tiene la pasión de muchas personas amantes de su trabajo bien hecho. ¡Ojo! y el que escribe estas lineas nunca ha negado que le gusta empinar el codo, pero en modo alguno es experto en nada y mucho menos en whisky. Se que disfruto bebiéndolo y san se acabó.
Para los que hayan considerado apropiado seguir leyendo mis diatribas, creo en verdad en la belleza de todo ese mundo relacionada con los whiskys "bien hechos". Podemos, con toda la tranquilidad, quedarnos con las magníficas sensaciones que produce su ingesta moderada, fin para el que ha sido cuidado y mimado durante muchos años, pero intentar comprender la filosofía vital de esas personas relacionadas en el meticuloso, pausado y muy lento proceso de "gestación" de este licor, no deja en ningún momento de sorprenderme. Cada vez que tomo un pequeño trago de whisky de esa isla, siento dentro de mi la fuerza de Islay, porque cada gota de esos destilados, tiene la pasión de muchas personas amantes de su trabajo bien hecho. ¡Ojo! y el que escribe estas lineas nunca ha negado que le gusta empinar el codo, pero en modo alguno es experto en nada y mucho menos en whisky. Se que disfruto bebiéndolo y san se acabó.
Curiosamente, todos estos entendidos en esos menesteres gustativos, coinciden en algo respecto al whisky de malta. O te gusta con locura o lo aborreces con pasión; no hay un punto medio. Si este es whisky de Islay, la cosa se complica todavía más, porque son de sabores muy pronunciados, con fuertes aroma a turba y con el toque salado que le proporcionan sus aguas insulares. Son bastante duros para un bebedor no muy avezado en los mismos, pero siempre tiene que haber un día en el que se comienza su ingesta y si gustan, pues la llegó la perdición, porque de baratos tienen muy poco y son aditivos.
Como son unos licores de muy fuerte personalidad, más del 80% de la producción abandona la isla abordo de camiones cisterna de acero inoxidables; es decir: a granel, destinándose esos magníficos whiskies a formar el cuerpo principal a los whiskies de mezcla o "blended", los cuales son el grueso de la producción etílica de Escocia. Los "blended" son mezclas sabiamente controladas por los maestros catadores escoceses de whisky que se elaboran con destilados de granos de diversos cereales y los logrados por la fermentación, destilado y envejecido de maltas de cebada. Las mezclas de todas estas procedencias, son las que imprimen el carácter diferenciador a cada una de las marcas que se comercializan, siendo un problema de gustos decantarse hacia cualquiera de ellas,. Percibir el serio carácter, que las fracciones destiladas en Islay aportan a esas mezclas, puede ser relativamente complejo, pero por lo leído para documentar este escrito, creo poder decir que forman parte casi todas las marcas comerciales de "blended", razón por la cual, las mayores destilerías y bodegas de la isla, están en manos de los principales grupos productores y comercializadores de whisky a nivel mundial.
El resto de la producción, es comercializado bajo el nombre de las siete destilerías de la isla; Arbeg, Laphoraig, Lagavulin, Bruichaddich, Bunnahabhain, Bowmore y Caol Ila junto a la ya cerrada Port Ellen cerrada, pero todavía con botellas en el mercado para coleccionistas muy caprichosos. Son unos bebedizos para aquellos que gusten de sus sabores, realmente excelentes No son ni mejor ni peor que los de la misma categoría o tipo de elaborados en la Escocia continental, pero tienen que gustar y ya se sabe; en cuestión de gustos, no se debe opinar. Lo objetivamente cierto, es que estas destilerías; han producido, producen y añejan verdaderas maravillas alcohólicas, de sabores imprevisibles, las cuales han cautivado a un buen número aficionados. Hay numerosos clubes de fans de ellos, pese a los elevados precios a los que se cotizan determinadas añadas, tipos o cualquier otro invento que se les haya ocurrido a los genios del marketing, Si, porque aunque la tradición productora de la isla se remonta muchos años atrás, afición a estas marcas comenzó a finales de la década de 1950.
Si he despertado la curiosidad alcohólica del lector, pueden entrar en cualquiera de páginas web que se dedican a comercializarlos y comprobar la complicada oferta existente en los productos de estas destilerías. ¡Cuidado!, probar antes de comprar, porque no son sabores sencillos y precios nada económicos.
Como son unos licores de muy fuerte personalidad, más del 80% de la producción abandona la isla abordo de camiones cisterna de acero inoxidables; es decir: a granel, destinándose esos magníficos whiskies a formar el cuerpo principal a los whiskies de mezcla o "blended", los cuales son el grueso de la producción etílica de Escocia. Los "blended" son mezclas sabiamente controladas por los maestros catadores escoceses de whisky que se elaboran con destilados de granos de diversos cereales y los logrados por la fermentación, destilado y envejecido de maltas de cebada. Las mezclas de todas estas procedencias, son las que imprimen el carácter diferenciador a cada una de las marcas que se comercializan, siendo un problema de gustos decantarse hacia cualquiera de ellas,. Percibir el serio carácter, que las fracciones destiladas en Islay aportan a esas mezclas, puede ser relativamente complejo, pero por lo leído para documentar este escrito, creo poder decir que forman parte casi todas las marcas comerciales de "blended", razón por la cual, las mayores destilerías y bodegas de la isla, están en manos de los principales grupos productores y comercializadores de whisky a nivel mundial.
El resto de la producción, es comercializado bajo el nombre de las siete destilerías de la isla; Arbeg, Laphoraig, Lagavulin, Bruichaddich, Bunnahabhain, Bowmore y Caol Ila junto a la ya cerrada Port Ellen cerrada, pero todavía con botellas en el mercado para coleccionistas muy caprichosos. Son unos bebedizos para aquellos que gusten de sus sabores, realmente excelentes No son ni mejor ni peor que los de la misma categoría o tipo de elaborados en la Escocia continental, pero tienen que gustar y ya se sabe; en cuestión de gustos, no se debe opinar. Lo objetivamente cierto, es que estas destilerías; han producido, producen y añejan verdaderas maravillas alcohólicas, de sabores imprevisibles, las cuales han cautivado a un buen número aficionados. Hay numerosos clubes de fans de ellos, pese a los elevados precios a los que se cotizan determinadas añadas, tipos o cualquier otro invento que se les haya ocurrido a los genios del marketing, Si, porque aunque la tradición productora de la isla se remonta muchos años atrás, afición a estas marcas comenzó a finales de la década de 1950.
Si he despertado la curiosidad alcohólica del lector, pueden entrar en cualquiera de páginas web que se dedican a comercializarlos y comprobar la complicada oferta existente en los productos de estas destilerías. ¡Cuidado!, probar antes de comprar, porque no son sabores sencillos y precios nada económicos.
Y antes de concluir con mi relato, una curiosidad. Indiscutiblemente son unos maestros en el arte de hacer un excelente whisky, pero, por mucho que quieren vender las bondades de su cocina marinera, no parece que hagan muchos honores a la misma, ni sus cocineros ser muy diestros con la excelente materia prima que esos mares proporcionan. Es mucho más fácil de ver camiones de cetáreas españolas, cargando marisco vivo para bajarlo hacia España, que marisco y pescado de calidad en sus fogones. Paradojas de la vida.
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